Google+

7 de noviembre de 2013

#9 La mujer biónica

Necesito ponerme el bulbo raquídeo en salmuera. Las pastillas de las migrañas me dejan zombie, me lobotomizan sobremanera. Encima tengo una conjuntivitis renqueantes en los dos ojos. Y parezco un mongoles originario. De esos que van en los microponis esos, por las estepas,y van cabalgando hasta las tiendas de campañas esas circulares donde viven y van a comer chucrut, o lo que coman los mongoles. Bueno no os lo he dicho. Ayer me sentía sexy, miraba a las muchachas como un lobo hambriento y me sentía deseado. Bueno pues resulta que estoy de valentino por el metro y me veo a una mujercita que me devuelve las miradas. Aquello parecía marchar, yo era todo confianza. Nos echábamos miradas furtivas todo el tiempo. Muy en plan gestapo. El caso es que me armo de valor, y cuando me bajo en mi parada - me bajé antes que ella- le doy un trozo de papel con mi móvil. Le lancé el papel con dos dedos en tijera, como gambito  lanza las cartas en los xmen. El papel tenia mi móvil, la palabra whatsapp y una cara sonriente de un gatito. No se qué demonios me impulso hacer aquello. Mi subconsciente debe ser una quinceañera romanticona. El caso es que me baje del metro como un relámpago, como si fuese portador del virus ébola, seguramente cogería el papelito, y suspirando con indiferencia , lo estrujaría en la palma de su mano, con fuerza pero lentamente, notando el papelito crujir,como si tuviese un brazo robótico como el de terminator. Nunca me mandó un whatsapp. Pobre gatito.